Por lo general, hay una opinión generalizada de aprobación de lo que se hizo. Casi todos ellos son conscientes de que se hizo lo que se podía hacer en ese momento, lo cual no quiere decir que no expresen que hubo cuestiones que, si no en ese momento, podían haber sido cerradas después, como es todo lo relacionado con la memoria histórica.

Efectivamente, uno de los entrevistados es Luis Pastor, cantautor que formó parte de aquel movimiento en el que la música estaba muy asociado a la protesta contra la dictadura. Pero estos cantautores no formaron parte de la movida que llegó después, ya en democracia. La movida madrileña que coincidió con el primer ayuntamiento democrático presidido por Enrique Tierno fue un soplo de libertad en un momento en el que los madrileños necesitaban liberarse de cuarenta años de dictadura. Fue el reflejo de esa nueva época que todos queríamos vivir.

Muchas gracias, María, por sus palabras. Precisamente escribí el libro "Héroes, pícaros y soñadores" con esa intención: hacer llegar a los jóvenes la importancia de Madrid, no como esa ciudad centralista de la que se nos acusa muchas veces, sino integradora, abierta, luchadora. Aunque me he ofrecido a los responsables de Educación de la Comunidad para dar charlas sobre Madrid en colegios, la verdad es que he tenido poco éxito, supongo que porque no se considera importante que los jóvenes sepan sus raíces. Lo seguiré intentando.

Igualmente. En cuanto a su pregunta le tengo que decir que no. Cierto es que estos cuarenta años de democracia han permitido ver los fallos que tenía el sistema creado y que se considera que ha llegado el momento de solucionarlos. Pero de ahí a considerar que estamos en una segunda transición hay un abismo. La Transición nos sacó de una dictadura aún muy férrea (dos meses antes de la muerte de Franco aún firmó cinco penas de muerte) para pasar a una democracia. Hoy tan solo hay que perfeccionar esta.

Evidentemente, de haber estado vivos habría intentado que Tierno Galván y Marcelino Camacho estuvieran en el libro. No obstante, entre los entrevistados están Raúl Moro, que fue la mano derecha de Tierno, y Nicolás Sartorius, compañero de Camacho y, de alguna forma, reflejan la labor que realizaron. A Antonio Garrigues sí le he podido entrevistar. Cierto es que me planteé entrevistar a alguno de los más destacados pero finalmente pensé que podían desequilibrar el relato que me parece que fue bastante coral.

En el libro "Madrid, de la dictadura a la democracia. 1960-1979" que publiqué el año pasado analizaba el enorme impacto que para la ciudad tuvo el desaforado crecimiento del parque automovilístico (solo en siete años el número de vehículos creció 1,3 millones). La ciudad se transformó, se deshumanizó, perdió bulevares, aceras amplias, arbolado, las plazas se llenaron de escalextric, aparcamientos subterráneos, pasos elevados o subterráneos. Los madrileños dejamos de pasear por la ciudad para pasar por ella. Creo que ha llegado el momento de recuperar el centro urbano. Cuando en noviembre se cierre el centro al tráfico, los madrileños vamos a descubrir nuestra ciudad al igual que ya lo hacen los habitantes de otras ciudades por las que nos encanta pasear cuando las visitamos.

Buenas tardes, Ana. Tras escuchar a todos (y las respuestas son muy dispares) creo sinceramente que fue la sociedad en su conjunto la que presionó en todos los ámbitos para que la Transición se hiciera de forma pacífica y consensuada. Sin esa presión, unos no habrían dado su brazo a torcer y los otros habrían seguido pidiendo lo imposible.

Como he indicado en una pregunta anterior, la vivienda y automóvil siguen en la lista de los problemas desde hace cincuenta años. El problema de la vivienda, no obstante, ya no es el mismo que entonces cuando las casas se caían y la gente vivía en infraviviendas. Sí se mantiene el problema de la especulación, al que se ha añadido la conversión de la vivienda en pisos turísticos con el lanzamiento de inquilinos que ello conlleva y con el aumento de alquileres. En cuanto al automóvil, ya pasó el tiempo de construir más y más carreteras para facilitar el acceso de unos vehículos que día tras día colapsan la ciudad. Se impone, por tanto, abrir un proceso de reflexión sobre la ciudad que queremos.

Lamentablemente y aunque lo deseaba no pude establecer una paridad entre los entrevistados. De las 40 entrevistas solo la cuarta parte son mujeres. La razón: que fue precisamente en esos años cuando la mujer empezó a reclamar su protagonismo en la sociedad lo que permitió que cambiaran las leyes y la mujer pudiera acceder a puestos de trabajo que tenían prohibidos durante la dictadura. Los relatos de Cristina Almeida, Margarita Salas, Paquita Sauquillo, Matilde Fernández, Rosa Mateo o Paquita Martín, por citar algunos, explican perfectamente lo difícil que fue aquella lucha.

Yo los encuadraría en dos campos: humanización de la ciudad y recuperación de sus barrios. Bajo el primer concepto se encuadrarían medidas como la lucha contra la contaminación, la mejora del patrimonio residencial, el freno de la gentrificación y la reducción del uso del automóvil gracias a la adopción de medidas disuasorias junto a otras como la mejora del transporte público, la construcción efectiva de aparcamientos disuasorios o la construcción de bus vao en todas las carreteras nacionales. Bajo la segunda respuesta estarían una mayor descentralización administrativa, el impulso de las asociaciones vecinales, el fomento de las asociaciones culturales de barrio, la enseñanza en las escuelas de la aportación de los madrileños a la Historia y a la sociedad española y el fomento de las tradiciones y fiestas locales. En cuanto a mi rincón preferido, por haber nacido en la plaza de Celenque, junto a la calle Arenal, es todo el barrio de Ópera y, en concreto, la plaza de Ramales.

Hola Julio. No puedo elegir uno solo. Podría decirte que entre los que me impactaron más estaban los del abogado Antonio Garrigues, el cura Mariano Gamo, la historiadora Carmen Iglesias, la científica Margarita Salas, el cantante Luis Pastor, la abogada Cristina Almeida, el general Fernández Monzón o el periodista Luis María Anson. Pero, en general, creo que todos permiten descubrir lo que fueron aquellos años

Porque quienes vivimos aquella etapa nos quedamos con los trazos gruesos y ello hizo que se nos escaparan muchos matices que ahora pueden descubrirse. Y para quienes no vivieron esta etapa histórica, la más trascendental del siglo XX tras la Guerra Civil, es imprescindible conocer su pasado antes de cuestionarlo y perfeccionarlo.